Es bien sabido que los vikingos eran célebres navegantes, incluso hay indicios de que podrían haber llegado a América mucho antes de hacerlo Cristobal Colón. Y eso ha debido inspirar a Kurt Strand, un diseñador de yates con base en Florida, a diseñar este peculiar concepto de superyate: el Norway, una mole de 528 pies (161 metros) de eslora, con velas solares, cine, ascensor en el mástil, su propio hospital y un espacioso garaje para supercoches.
Todo un espectáculo para la vista, gracias a sus tres mástiles electrohidráulicos de fibra de carbono de 96 metros de altura cada uno, dando lugar a un total de 6.000 metros cuadrados de velas recubiertas de láminas flexibles de células solares, las cuales pueden extenderse completamente en tan solo 6 minutos con solo tocar un botón (algo que de seguro hubiesen agradecido los navegantes nórdicos hace siglos.
Además, el añadido de las células solares permite navegar incluso cuando el viento no acompaña, ya que estos sensores transforman la energía solar en energía de hidrógeno, dándole así a la embarcación todo el empuje que necesita.
Por otro lado, no faltan tampoco un helipuerto, una generosa piscina en cubierta, ni cualquier otra comodidad que podamos esperar de un superyate de esta categoría. Como las 12 suites de lujo con espacio hasta para 24 huéspedes, y espacio también para alojar una tripulación de hasta 40 personas.